sábado, 21 de febrero de 2015

LA BOGOTA QUE ME SUEÑO, LA PESADILLA DE BOGOTA

Muchos ciudadanos que nos preocupa el hogar que tanto trabajo nos tomo construir, en la ciudad que nos dio todo, no sabemos para donde con certeza va el camino de nuestra Bogotá . Lo digo por los timonazos de las tres últimas administraciones que nos tuvieron entre la mediocridad, robo y total improvisación, sin hablar de la demagogia y populismo de las tres, una pandemia que parece haberse tomado la ciudad, sin contar con la tremenda división política que ha ocasionado los odios en contra del presidente Álvaro Uribe, cada vez que le hace un guiño a un candidato para la ciudad, que ha sido utilizado inteligentemente por la izquierda para ganar las elecciones, dividiendo el centro y la derecha. No es un secreto que en Bogotá se estableció el antiuribismo más recalcitrante y han sabido dividir los odios para salir vencedores con una paupérrima votación, pero que no ha sido el único factor, también los intereses políticos del santismo para contribuir a dividir el voto, y al desastre estructural de la capital de la República.
 
La izquierda que ha gobernado durante doce años, casi eternos para los que nos ha tocado padecerlos, contamos las horas para que el ultimo de su estirpe salga con el menos daño colateral posible, y entre un nuevo gobierno sintonizado con los problemas de sus habitantes. Por ello cada vez que vemos a la vuelta de la esquina una nueva campaña electoral, sueño que la nueva administración le de vuelta a la terrible realidad que hasta hoy nos acompaña.

 
La ciudad que nos soñamos sus ciudadanos, es una Bogotá limpia, moderna, con respeto por el espacio público, sin afiches ni grafitis por toda la ciudad, que maltratan su convivencia, con un sistema de trasporte masivo, eficiente y suficiente, con más bibliotecas, parques y ciclorutas, donde se pueda ver y disfrutar la ciudad, que podamos cruzar sin miedo sus cuatro puntos cardinales, ojala con un sistema de trasporte multimodal que cuente con un metro elevado, que a propósito es más barato y se construye más rápido que el monstruo de varias cabezas que hoy están montando, carísimo e ineficiente. Una ciudad con seguridad, sin fleteo, extorción, ni paseo millonario ni de la muerte, una ciudad que organice su movilidad de trasporte público individual sin mafias que la controlen, una ciudad que se densifique pero con suficientes accesos, educación y trasporte, no haciendo la implosión demográfica de hoy en día, en el centro de la ciudad y el destierro de las mayorías populares a la periferia.
 
Que importante recuperar la cultura ciudadana que perdimos, de la cual ya no queda ni el título, de la cual tomaron ejemplo y copiaron varias de las más importantes ciudades del mundo. Antes de Bogotá no existía la cultura de la bicicleta como parámetro urbano de convivencia y trasporte, tampoco del día sin carro y sin moto, tampoco de los andenes para la gente. Cosas que no sabe la mayoría de sus habitantes y que fueron motivo de orgullo y modelo para la ciudad en el mundo.
 
 
Que importante recuperar el orgullo del Bogotano, del cachaco, y de los millones que viven en la ciudad por adopción, que hasta hace 12 años veían con orgullo el camino de desarrollo en que venía su capital, y que era modelo para las otras ciudades de Colombia.
 
Y que importante recuperar la visión de 20 años que se rompió en 2004 por las ambiciones demagógicas de un partido político que echo al traste un esfuerzo gigantesco por dar el gran salto de innovación que necesitaba la ciudad y que por 50 años se había quedado en veremos.
 
La pesadilla no solo administrativa sino urbanística que vive hoy Bogotá, fruto de la decidía populista de sus últimos gobernantes, es una tragedia nacional, Bogotá hace una enorme tajada del PIB, y aunque sigue recaudando de buena manera, es claro para todos los analistas que con el panorama en el que se encontraba en 2004, hoy sería un tesoro de bonanzas, teniendo en cuenta que la ciudad fue objeto del robo más grande de su historia en los pasadas administraciones. 
Sin entrar a hablar de la inmovilidad de la que hoy es una catástrofe, de dimensiones cada vez más épicas.

 
Espero que los candidatos se olviden para esta elección de los cálculos políticos, de los intereses de sus caciques, e interpreten el error que muchos cometieron con la ciudad que los acogió y los necesita más que nunca, que se unan para agendar la visión y construcción de una nueva Bogotá que recupere el optimismo que todos tuvimos, y nos arrebataron sin peligro de corrección.

 
Por ello sigo soñando con Bogotá, y espero que después de elecciones no amanezcamos nuevamente con pesadillas, sino con esperanza.
 
Por @ManoloParis_ 
 
 
 
 Un poquito más... Que alguien le recuerde al presidente de la republica que él es Bogotano, que no siga jugando con sus habitantes...que se acuerde que gano las elecciones gracias a sus paisanos...